miércoles, 4 de abril de 2012

Tierra de Jabalíes


Nuestra zona es muy propicia para la cría de jabalíes debido a que el monte mediterráneo predominante en Sierra Morena y Sierra Madrona, es el hábitat preferido para estos animales. Necesitan montes cubiertos por densa vegetación con puntos de agua para beber y revolcarse en el fango.




El poder verlos no es tarea fácil, pero si  somos observadores podremos descubrir numerosos indicios de su presencia. Entre ellos podemos ver las "hozadas" que consiste en tierra revuelta, como arada, que lo hacen con su hocico, cartilaginoso y muy móvil (llamado también "jeta"). Lo hacen en busca de tubérculos, raíces, hongos, etc.





Las sendas también son fáciles de observar ya que suelen utilizar los mismos caminos para acudir a sus lugares de alimentación, baño, etc.



Una peculiaridad es su afición por los baños de barro para desparasitarse su abundante pelo y evitar contraer enfermedades infecciosas. Cerca de donde están sus "bañeras de barro" podemos ver los arboles manchados, a más o menos medio metro del suelo, de barro. E incluso se pueden apreciar pelos de jabalíes que producto de la refriega, se quedan incrustados en los troncos.








Los "jarales" son el lugar idóneo donde poder refugiarse durante el día, ya que prácticamente son inexpugnables para el ser humano (su máximo depredador).




Al no tener prácticamente depredadores naturales, salvo el lobo y no en muchas ocasiones por lo peligroso que resultan, son los humanos los que controlan su población. Y un método de caza utilizado es el de "rececho" o esperar al jabalí a que aparezca. Consiste básicamente en atar un bidón con boquetes, a un árbol, se rellena dicho bidón de maíz a la vez que se distribuye algo por los alrededores. En la foto podemos observar como se hace. También se suele colocar algún trapo impregnado de alguna sustancia fuertemente olorosa (como el gasoil) para que atraiga al animal.


El cazador se sitúa a una distancia prudencial, cubierto por matorral, a la espera de que acuda la preciada presa.


El observarlos directamente no es tarea fácil, ya que a pesar de tener muy mala vista, tienen muy desarrollado el olfato y el oído, además de que sus hábitos son casi exclusivamente nocturnos. Por lo que es más frecuente verlos al amanecer o al caer la tarde.
Suelen ir en piaras y son sumamente recelosos de la peor especie que habitan nuestros campos: el ser humano (mejor llamado "bicho de dos patas")



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