martes, 1 de abril de 2014

La Estación Biológica de Doñana

El pasado sábado  tuvimos la inmensa suerte de poder visitar la Reserva Biológica de Doñana, un espacio que está configurado como un autentico laboratorio de estudio para muchos investigadores que tratan de buscar explicaciones a multitud de cuestiones que solo pueden ser comprendidas en un trozo de terreno único como es ese Parque Nacional.



Los asistentes dejamos inmortalizada nuestra presencia, como no, ante una esfingie de la especie más emblemática del parque el lince ibérico.


El poder entrar en la Reserva Biológica para los amantes de la naturaleza en general es un auténtico placer, ya que se pueden contemplar multitud de especies de aves y mamíferos de una forma muy cercana. Milanos reales, jabalíes, multitud de cigüeñas blancas, águilas calzadas, ardeidas, moritos, anatidas, culebrera, imperial, ... todo un repertorio al alcance de muy pocos espacios naturales.








Esta parte exclusiva del Parque Nacional está reservada para el estudio y por ello son muchas las señales que nos indican que tengamos cuidado al pasar por determinados lugares. Así como es habitual ver artilugios de todo tipo dedicados a controlar las condiciones en las que se mueven los animales.



La inmensidad natural que supone Doñana la vemos reflejada en las extensiones de marismas inundables, que desgraciadamente esta primavera no están a plenitud debido a la escasez de precipitaciones.






Uno de los lugares con más tradición y encanto es la zona de la "pajareras", kilómetros de árboles llenos de nidos de cigueñas, espátulas, garzas, rapaces, etc que milagrosamente aguantan encima de árboles como fresnos y  alcornoques.





En la Reserva Biológica hasta las vacas son exclusivas y aquí os dejamos una muestra de vaca mostrenca, raza autóctona que se conserva en el interior del parque.


Jabalíes, gamos y ciervos nos ofrecieron momentos intensos de caza...fotográfica.



Alcornoques centenarios, cuya edad es dificilmente calculable, pero que su belleza y grandeza es desbordante. Sirven para dar sombra, cobijo y alimento a los habitantes de esta reserva.


La zona de transición entre el mar, las dunas y la marisma conforman unas imágenes muy características de Doñana.





Y por último el Palacio de Doñana, alojamiento de grandes personalidades naturalistas que forjaron en su día la conservación de este espacio único en el mundo. El poder ver su interior, fotos históricas, conocer su pasado, en definitiva impregnarnos de la auténtica Doñana.






No quiero dejar pasar la inmesa gratitud a los organizadores de esta visita en general , la dirección de la Estación Biológica de Doñana y a nuestros entrañables "guias" de lujo que tuvimos: Álvaro, Antonio y Rubén. GRACIAS con mayusculas.

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